martes, 8 de marzo de 2011

Etapa 3: Lenguas Indigenas -investigación sobre leyendas, mitos, historias, canciones o cuentos de origen indígena-


HUASTECOS DE TAMAULIPAS

Nombre del grupo étnico
Huastecos de Tamaulipas
El término Huasteca se deriva de la palabra náhuatl Huaxteco o Cuexteco que fue tomado de uno de sus guías según lo relata el fraile Sahagún porque éste se llamaba Cuextécatl, también le decían Pantalán o Ponotlan.
Localización
Su ubicación comprende los Estados de: Tamaulipas, Hidalgo, parte de San Luis Potosí, Querétaro, Norte y Centro de Veracruz y el Este de Puebla, el territorio que ocupó la cultura huasteca comprende desde el río Soto la Marina hasta el río Cazones que es una región montañosa que pertenece al sistema de la Sierra Madre Oriental y otra región llana y baja que llega hasta la costa.
Número de habitantes
EXTENSIÓN : 78, 932 km cuadrados, 4.0% del territorio nacional

POBLACIÓN: 2, 249 581 habitantes, 2.8% del país (1990)
Lengua
INFLUENCIAS CULTURALES: Totonaca y náhuatl
Tipo de vestimenta
Vestido de manta, acostumbraban a deformarse la cabeza y limarse los dientes. Pintaban su cabello de diferentes colores y tatuaban su cuerpo. Usaban brazaletes y adornos de plumas.
Características físicas (clima, hidrografía, relieve, flora y
fauna)
LITORALES: Posee 240 km de litorales que van desde el río Bravo hasta el Pánuco; sus costas son bajas y arenosas con pequeños montículos llamados médanos; las corrientes que desembocan forman albúferas, lagunas donde se mezclan aguas dulces y saladas, o barras de material arenoso acumulado por la lentitud de sus corrientes; sobresalen las lagunas Madre, Almagre, Morales, San Andrés y las barras de Ostiones, San Vicente y Soto La Marina.
FLORA: En las sierras: bosques de pino y encino; en las llanuras: cactus, mezquite, órgano, gobernadora, damiana, pastizales y yucas; en La Huasteca: helechos arborescentes, plantas trepadoras, orquídeas y bromeliáceas; en la costa: mangle, tule, pastizales; en la llanura costera; palo brasil o mahuacata.
FAUNA: En las sierras: venado cola blanca, gato montés, leoncillo, jaguar, cojolite, tlocofaisán; en la llanura y costa: puma, gato montés, ocelote, zorrillo espalda blanca, comadreja, martucha, tejón, mapache, castor, paloma morada, grulla, codorniz, chachalaca y pato enmascarado.
Servicios públicos (luz, agua, escuelas, hospitales, etcétera)
Durante el siglo XIX la población tuvo un crecimiento constante, convirtiéndose los indígenas en el grupo mayoritario de la zona. Los huastecos participaron activamente en la guerra de independencia, aunque tuvo un carácter localista, por pueblos y ranchos, sin aglutinar a un gran conglomerado de inconformes. El movimiento insurgente significó para los huastecos el mecanismo para protestar por los agravios de los españoles, centrándose la lucha en el ataque contra los representantes del gobierno español y sus bienes. Sin presentar un frente formal, los insurgentes formaron pequeñas rancherías rebeldes en zonas inaccesibles.
Características económicas
(productos)
Para los indígenas, el control del espacio comunal tiene un sentido de apropiación que va más allá de la propiedad de los recursos y del suelo, ya que en su seno se reproduce la cultura, la organización sociopolítica, las relaciones de parentesco y la identidad.
A fines del XVIII se producía en la Huasteca: maíz, fríjol, caña de azúcar, algodón y pimienta negra; pequeñas cantidades de cacahuate (maní), chile y diversas artesanías, además de ganado vacuno, caballar, mular y porcino. Los principales puntos de comercialización eran: Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Puebla y México.
Características políticas (gobernantes, seguridad, representantes ante el gobierno)
Después de consumada la independencia, los indígenas se enfrentaron a las nuevas leyes agrarias y a la promulgación de una serie de decretos que plantearon la división y repartición de la tierra comunal y a la expedición de las leyes de desamortización de bienes corporativos. De nuevo la defensa de sus tierras implicó la aparición de numerosas rebeliones, como la de 1836-1838, encabezada por Mariano Olarte. A fines de 1844 y principios de 1845 hubo nuevos movimientos de insurrección. Durante la intervención francesa, entre 1862 y 1865, la mayor parte de la Huasteca estuvo ocupada por las fuerzas republicanas leales a Juárez. En general, los últimos 23 años del siglo XIX y los primeros 10 del XX se caracterizaron por luchas campesinas simultáneas en muchos puntos de la Huasteca.
Conocimientos empíricos (herbolaria)
Meade, que se dedicó al estudio de la cultura Huasteca, localizó 172 zonas arqueológicas de este grupo prehispánico. En diversos municipios de Tamaulipas se encuentran vestigios y huellas del pueblo Huasteco, particularmente en las municipales del sur. Por ejemplo en Tula se halla la pirámide de la Laguna, en Tampico destaca Tancol y sobre todo las Flores (historia de un sitio arqueológico de la Huasteca Tamaulipeca, cuyo autor es el Arqueólogo Gustavo Ramírez Castila), donde se encuentran objetos de cerámicas, esculturas, tumbas y un edificio con escalinatas, en Altamira se localiza las pirámides de la palma, en Mante la zona de Tanxilab y en Ocampo el sito la Alberca.
Veneraban al sol, al fuego, a la lluvia al viento y la muerte. Además reconocían diversas deidades, casi todas femenina; pero la consagraban a la fecundidad, Ix Cuinan, era las mas extendida y popular, al agrado después de los Mexicas del Centro de México también le rindieron culto bajo el nombre de Tlazoltéotl.
RESTOS ARQUEOLÓGICOS Y FÓSILES: Navajas, machacadoras, lasqueados y raspadores, restos de caballo fosilizados en La Cueva del Diablo y en la sierra de Tamaulipas, de 12 000 a.C. y puntas Plainview, de 7 000 a 5 000 a.C.
Artesanías
Trabajaban muy bien la cerámica -principalmente aquellos dibujos café oscuro sobre fondo de crema- y fueron grandes escultores, la elaboración de tejidos de algodón,  
Sus esculturas fueron notables y entre ellas destaca el adolescente huasteco, diversos frisos, estelas y yugos. Algunos códices y el mural de Taquín (San Luis Potosí) revelan su arte pictórico.
Productos de cestería y talabartería en la sierra de San Carlos; productos de gamuza, sillas de montar y artículos de ixtle, lechuguilla y henequén en la sierra del Suroeste; hierro forjado, vidrio soplado y muebles de madera y palma en la frontera.
Mito y/o leyendas
En el principio existieron dos niños que eran ni más ni menos que el Sol y la Luna. Una viejita que pescaba en el río con ayate los encontró y al recogerlos murmuró:
-Ahora ya tengo a mis hijos- Y se alegró mucho. Los niños crecieron muy traviesos, y llegó un buen día en que le preguntaron a la viejita por sus padres.
--¿En dónde están nuestros papás? Queremos conocerlos.
La viejita les contestó:
--El padre de ustedes no está aquí: vive en el monte.
Y entonces aprovechó para preguntarles si querían llevarle algo de comer, y así lo podrían conocer. Ellos le contestaron:
--Sí, vamos a ir, porque realmente lo queremos conocer.
Y la ancianita preparó la comida, y les indicó a qué lugar la llevarían. Y entonces fueron a llevarla, pero por más que buscaron, no encontraron a su padre, sino a un venado. Y se dijeron:
--Este venado no puede ser nuestro padre. Inmediatamente mataron al venado, y lo cargaron llevándolo hacia un gran cerro donde sabían que había una hechicera, que custodiaba el fuego de todo el mundo.
Y cuando los niños llegaron donde estaba la hechicera, le pidieron fuego para cocinar una barbacoa de venado.
Pero la mujer no quiso darles nada, porque pensaba que iban a quemar el monte.

--Y entonces, los niños (que eran el Sol y la Luna) le pidieron al tlacuache que él fuera con la hechicera, a conseguir el fuego que el Sol y la Luna tanto anhelaban. Y el tlacuache se metió al río y de inmediato, todavía mojado, se presentó con la hechicera. Humildemente, titiritando, le dijo: --Madrecita, tengo frío. Hazme un lugarcito junto a tu lumbre para calentarme. Y la hechicera le creyó. Y el tlacuache aprovechó un descuido y metió la cola en la lumbre. Así obtuvo el fuego para que el Sol y la Luna pudieran hornear el venado y comérselo en barbacoa. Desde entonces el tlacuache no tiene pelos en la punta de su cola.
Otros datos interesantes
MÚSICA POPULAR: Huapangos en La Huasteca; polkas, redovas y chotises en la frontera; danza de la picota en la sierra de San Carlos.
Palabras en Náhuatl
Teccistli = Caracol
Cipactli = lagarto
Ocelotl = Jaguar
Tecolotl = Tecolote
Mazatl = Venado
Tlakwatsin = Tlacuache
Cuitlacoche = Huitacloche
Kokone = Niño
Palabras en Náhuatl



Teccistli Cipactli Ocelotl Tecolotl
 
 

Mazatl Tlakwatsin Cuitlacoche Kokone
Museos

Leyenda en náhuatl ( Tlakwatsin)
Leyenda en español (El tlacuache)
Katkan omeme kichkokone iipan axtopalistli katlewa, ooyake tonalli wan un mestli in kokone ookonmintlakalke iipan weyi aatl ika okintlakake sanno iintawaan para aamimikiskian pampa xkimintlasotlayan. Wan se lamatsin akin tlatlamaya ika se ayatl ipan weyi aatl yewa ookimintilan un kokone. Wan okito:
--Ye nikimpia nokonewaan --wan mela oopak.
Wan un kokone oweiyake wan mela tlayelte katkan. Wan ooasik se tonalli ika ookitlatoltike un lamatsin, okitoke:
--¿Kan onka te totawaan? Tewame tiknekin tikimixmatiske.
Wan un lamatsin okinminankili
--Anmota de nanwame xnikan nemi, yewa nemi iipan tepeetl
Wan yewa umpa ookimilli deke xkinekin koonkawiliske iitlakwal wan umpa nankixmatiske.
Yewame atla nankilike:
--Keema tiaske pampa mela tikixmatisnekin
Wan un lamatsin ookekchiw un tlakwalli wan okwikilike iintah.
Wan un telpokame ooyake wan tlinon te xookinextike umpa un tlakatl.
Tlinon umpa ookinextiton se masatl wan no illike in xwel yes tota.
Wan niman ookimiktike un masatl wan ookimamake wan ookwikake iipan se tepeetl weyi kan yewame kimatiayan iika umpa katka se nawalli akiin nomatia iika yewa kiyewa un tlitl de nochi tlaltikpaktli.
Wan kwak ooasike kan katka un nawalli ookitlatlanilike tlitl para kikxitiskian un masatl para kikwaskian iipan chito pero un siwatl xookimimak pampa yewa kinemiliaya iika yawame kitlatiskian un tepeetl.
--TI n omeme kichkokone (in tonalli wan in mestli) oonokitskike de un tlakwatsin para yewa ookitlatlanito un tlitl ne kan un kalli, pampa yewame mela kinekian. Un tlakwatsin ookalak iitik weyi aatl wan oonopatso, wan niman oonopanexti ne kan un nawalsiwatl wan oonoknotekak kwekwetlakatiaya wan okilli: --Nantsintli, nisekwi xnechmaka se campito iitech matliw para ma nimototoni. Wan un siwanawalli ookitlanektokitli. Wan un tlakwatsin oonopakti un nekawalistli wan ookikalakti iikwitlapil iipan tlitl. Wan yewaika okipix un tlitl para iika un tonalli wan mestli weliskian kikxitiskian un masatl. Wan kikwaske de chito. Yewaika un tlakwatsin xkipia iitomio iipan iipunta de iikwitlapil.
En el principio existieron dos niños que eran ni más ni menos que el Sol y la Luna. Una viejita que pescaba en el río con ayate los encontró y al recogerlos murmuró:
--Ahora ya tengo a mis hijos-- Y se alegró mucho.
Los niños crecieron muy traviesos, y llegó un buen día en que le preguntaron a la viejita por sus padres.
 
--¿En dónde están nuestros papás? Queremos conocerlos.
La viejita les contestó:
--El padre de ustedes no está aquí: vive en el monte.
Y entonces aprovechó para preguntarles si querían llevarle algo de comer, y así lo podrían conocer. Ellos le contestaron:
--Sí, vamos a ir, porque realmente lo queremos conocer.
Y la ancianita preparó la comida, y les indicó a qué lugar la llevarían. Y entonces fueron a llevarla, pero por más que buscaron, no encontraron a su padre, sino a un venado. Y se dijeron:
 
--Este venado no puede ser nuestro padre.
Inmediatamente mataron al venado, y lo cargaron llevándolo hacia un gran cerro donde sabían que había una hechicera, que custodiaba el fuego de todo el mundo.
Y cuando los niños llegaron donde estaba la hechicera, le pidieron fuego para cocinar una barbacoa de venado.
Pero la mujer no quiso darles nada, porque pensaba que iban a quemar el monte.
--Y entonces, los niños (que eran el Sol y la Luna) le pidieron al tlacuache que él fuera con la hechicera, a conseguir el fuego que el Sol y la Luna tanto anhelaban. Y el tlacuache se metió al río y de inmediato, todavía mojado, se presentó con la hechicera. Humildemente, titiritando, le dijo: --Madrecita, tengo frío. Hazme un lugarcito junto a tu lumbre para calentarme. Y la hechicera le creyó. Y el tlacuache aprovechó un descuido y metió la cola en la lumbre. Así obtuvo el fuego para que el Sol y la Luna pudieran hornear el venado y comérselo en barbacoa. Desde entonces el tlacuache no tiene pelos en la punta de su cola.
 

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